11 may 2009

LIMA

Lima es una de esas extensas y pobladas (+ de 8 M) ciudades que hay en los cinco continentes, pero al igual que el país del que es capital, tiene su encanto. Llegamos tarde (1:30 am) del viernes así que nos dirigimos a uno de los distritos más peculiares de la capital, Barranco. Algo así como el barrio latino de esta ciudad. Lleno de mochileros, locales con encanto y viejas construcciones tipo colonial a la orilla del Pacífico, ha sido nuestro barrio durante este pasado fin de semana.

Ha resultado un fin de semana chévere. Hemos comido en la calle, asistido a un partido de fútbol en el Monumental de Lima (60.000 espectadores) para ver la victoria por 4-1 de la “U” de Lima (el universitario, segundo en el torneo de Apertura) sobre el Sport Huancayo, variados mercadillos, incluido el mercado central, paseos en los “colectivos” (autobuses urbanos de toda índole), cafés con música en directo, de baretos el sábado nigth.


Por cierto, la seguridad en el estadio daba un poco de miedo. Juzgaz vosotros mismos...


Estuvimos en un local, tipo la licolería de la calle Paraíso, con unos brebajes de lo más sugerente (triple “a”, levántate Lázaro, pruébame o déjame, pruébame y….verás, chucu huasi, puro éxtasis, arde papi, último recurso, cae solita) y cada uno era de un color distinto.



Estábamos en el centro y nos habían dicho que el autobús (de color verde y marrón) para Miraflores (nuestro nuevo destino) pasaba por la acera de enfrente, así que para allí nos fuimos. Y no tardo en su cita con nosotros, así que por 2,40 nuevos soles (menos de un eurito) participamos en una carrera frenética hacia nuestro destino. Todo contribuyó a forjar una de las anécdotas de estas tres semanas. La máquina (un autobús con más años que la tos, como el que aparece en “Todo sobre mi madre” donde Pé tiene al prota de la peli), el hombre (un fornido limeño de 90 kilos), una parroquia entregada (dos pucelanos, un jubilado y uno que pasaba por allí) y la proeza fué participar en una de la carreras urbanas más impresionantes que hemos vivido. En dos ocasiones estuvimos cerquita del choque pero ese hombre y su autobús era una combinación perfecta. Adelantábamos a todo lo que se ponía por delante (taxis, automóviles, la policía), en diagonal pasando de un carril a otro, ciñéndonos en las curvas, metiendo el morro a todo el que se nos acercaba. Cuando nos “tiramos” del colectivo después de 15 minutos de competición, le dedicamos una de esas miradas de complicidad dándole las gracias por las emociones vividas. Bravo Alonso…bravo!!!!. Nos sentimos Briatore.

Ahora que nos disponemos a volver para Pucela, deciros que esta tierra se siente orgullosa de ser como se muestra al visitante. No hemos parado de sorprendernos de lo que hemos visto. Si tuviera que quedarme con algo de esos parajes sería con sus cielos (impresionantes) y sus niños (más impresionantes aún).



Observándolos, en ambos casos, se tiene la sensación de que el tiempo en esta tierra no se disfruta de la misma manera que de donde venimos. Esperemos que sigan inalterables hasta que ustedes vengan a comprobarlo de primera mano. Gracias Perú.

1 comentario:

Clari dijo...

que lindo es viajar y conocer destinos y gente nueva. a mi se me abre la mente y puedo disfrutar al maximo.
ahora saque vuelos a Estados Unidos
para ir con amigos. espero tener una buena aventura